Y quede perplejo
inmóvil
seco
aun sobrevolando las gotas de frió
que inundaban mi cara risueña.
Y el azul se precipito
infinito
eterno
aun sobreexpuesto al sol tibio
de los campos de hielo.
Como serpiente de nieve
de tres cabezas gigantes.
Como velo virgen
de tres novias congeladas
hasta mi
criatura diminuta
que se atrevió a cabalgarte
encajado en garras metálicas
y pezuñas de hierro.
Y quede perplejo
inmóvil
diluviado
ante tu silencio tormentoso
ante tus colores curazao
ante tu vejez imperecedera...
Que las noches me dejen soñar tu color
y tus aromas
y que la vida se me escape
mientras tus ríos glaciares
me esperan para otra visita.