El viaje, predecible por sus muelles y desiertos, me acompaño silencioso y onírico. Desde hace mucho tiempo que mi lengua no saboreaba cadáveres exquisitos ni mis piernas desdoblaban al rival extraterrestre… quise volver.
Antes:
Mi desaliento citadino madrugaba en excesos cada mañana de Enero, dentro de la burbuja infinita del presente, mi carpediem asesino y devorador. Rincón de Lilahsos hilarantes y desvocados, la pequeña gigante remordiendo el corazón con su caníbal vanidad, mi Juguera inhabilitada por descontinuación de repuestos, mi danza Sayayin en medio de la esperanza, mi Soul ardiente de fantasmas y gusanos de cal…
En medio:
Desperté en mi viejo sol,
dentro del hábitat imperecedero
las rutas de luces me indicaban la joya acantilada
bohemia de casas en jazz de montañas,
ascensores de vicios y vértigos
escaleras cómplices saludando al llegar..
Mis viejos amigos,
mis viejas historias,
mi Narel perdida,
mi trenza juvenil mutilada al mar.
Me recibieron al fin…
Después:
Y las noches se hicieron cometas de ron y tabaco, en medio de sus acentos europeos supe encontrar el castillo del solsticio y el despeinado huevo sin fin. Fantasmita de niña muerta ¿Por que me dijiste la verdad? ¿Fue mejor volver a mis paredes de piel?, ¿A mi cuna de recuerdos? ¿A mi colchón de luces?…es cierto, cargo encima miles de naufragios y telúricos desastres pero cargo encima también tu sombra deliciosa de musa submarina…Morena de mil viajes sureños, te extraño cielito de mi pieza y de mi cama vacía... Me haces fuerte y posible, mas hombre y mas piedra…
Y el mar se contenta de que mis arenas toquen su atardecer, te necesitaba pequeño pacifico engreído, gracias por el vaivén infinito de tus mareas tan parecidas a las calles de mi sienes, tan parecidas a mis cites de ancianos artistas y huérfanos enamorados.-